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CODICE
Se denomina códice (del latín códex, -Isis, 'tablilla de madera encerada para escribir' y posteriormente 'libro') a un documento con el formato de los libros modernos, de páginas separadas, unidas juntas por una costura y encuadernadas. Aunque técnicamente cualquier libro moderno es un códice, este secundario término latino se utiliza comúnmente para libros escritos a mano, manufacturados en el periodo que abarca desde finales de la Antigüedad preclásica hasta el fin de la Edad Media.
La palabra códice viene del término en latín códex, que significa "libro manuscrito", y se utiliza para denominar los documentos pictóricos o de imágenes que fueron realizados por los indígenas de México y América Central.
Grandes civilizaciones de Mesoamérica como los mayas, aztecas, mixtecos, zapotecas, otomíes y purépechas, entre otros, registraron sus conocimientos en los códices desde épocas muy remotas; la información que éstos proporcionan permite apreciar los diversos aspectos culturales, sociales, económicos y científicos desarrollados por los pueblos antiguos, como sus creencias religiosas, ritos, ceremonias, nociones geográficas, historia, genealogías y alianzas entre los señoríos, sistema económico y cronología.
Formato y materiales utilizados
El códice está conformado por un conjunto de hojas rectangulares de pergamino o de papiro (o alternando ambos materiales) que se doblan formando cuadernillos para escribir sobre ellos, los cuales se protegen mediante una encuadernación. Dichos cuadernillos, al unirse a través de la costura, llegan a constituir el códice completo. Los cuadernillos se denominaban por los romanos duerniones, terniones, cuaterniones o quinterniones según el número de hojas contenidas antes de doblarlas. Como lo regular es que se formaran cuatro (ocho dobladas) ha quedado el nombre de cuadernos (quaterni) para designar los ejemplares pequeños aunque dispongan hoy de mayor número de páginas.
En ellos están plasmados temas derivados de la tradición indígena antes de la llegada de los españoles y las nuevas preocupaciones o intereses aportados por estos últimos, como la religión cristiana, los problemas económicos y sociales originados por el contacto y la vida indígena en el periodo de la Colonia. La producción de códices continuó llevándose a cabo, hasta el siglo XVIII. Se les ha llamado "testimonios" manuscritos pictóricos o pictográficos: pictóricos porque son imágenes y pictográficos por estar escritos por medio de dibujos, los cuales presentan una codificación completa de estas pinturas, que son estilizaciones extraídas de manifestaciones plásticas muy antiguas y elaboradas.
¿Cuántos códices hay en México y cuales son?
CÓDICES PREHISPÁNICOS
El número de códices prehispánicos que se conserva en la actualidad es muy reducido, ya que durante la Conquista muchos de ellos fueron destruidos en forma masiva; primero en la toma de los edificios en donde se guardaban (amoxcalli), y posteriormente en "autos de fe" que organizaban los frailes europeos para aniquilar lo que ellos consideraban como "obras del demonio". En la Colonia la destrucción se volvió sistemática, por una parte por `denuncias de los indígenas convertidos al catolicismo, y por otra, por petición de las autoridades religiosas y civiles.
La primera justificación religiosa de los actos crematorios por los ministros de la iglesia fue basada en el argumento de que esas "pinturas y caracteres" fueron hechas bajo inspiración diabólica. Más tarde, los prelados de las órdenes religiosas primero y después altos funcionarios virreinales, preocupados por conocer la religión de los pueblos vencidos para poder combatirla eficazmente, ordenaron a los frailes escribir sobre "sus idolatrías y sus historias".
Los frailes cronistas de la Conquista, sabios e historiadores como Olmos, Motolinía, Mendieta, Sahagún, Durán, Valdés, Torquemada y muchos laicos apreciaron el valor y la riqueza encerrada en estos testimonios, y en los escasos que se habían salvado de la locura destructiva, y recurrieron a ellos para escribir sus crónicas e historias. Se convocaba a los sabios indígenas para que ayudaran a estas tareas y ellos acudían llevando sus libros para leérselos y explicárselos a los autores hispanos, quienes inmediatamente después los hacían desaparecer.
Los documentos antiguos que sobrevivieron (son menos de veinte) fueron enviados como regalos al rey de España, por lo cual sólo dos de ellos se conservan en México y el resto en Europa.
CÓDICES COLONIALES
En la época virreinal, desde que se establecen los tribunales novohispanos se les pide a los indígenas que presenten pruebas escritas para legalizar los pocos derechos que les dejaron los vencedores. Ya que no se poseían códices antiguos, empiezan a producir manuscritos pictóricos, que elaboran fundados en los conocimientos de los sabios regionales, sobrevivientes casi siempre de los Consejos de Ancianos. Buscan a los tlacuilos, escritores - pintores, convertidos en decoradores de templos católicos, para que elaboren estos documentos. Del siglo XVI al XVIII surgen en abundancia estos códices llamados coloniales, que permiten conservar el antiguo sistema de escribir - pintando, así como las convenciones plásticas tradicionales. En ellos, los tlacuilos comenzaron a incorporar elementos de la convención europea y letras que combinan con sus dibujos, hasta llegar a los llamados códices mixtos y los del grupo Techialoyan. Desde el principio aparecen nuevos temas, como el de la ayuda de ciertos grupos indígenas` a la Conquista y la dominación españolas, como en el Lienzo de Tlaxcala y los Lienzos de Cuauhquechollan.
¿EN DÓNDE SE ENCUENTRAN?
Un gran número de los códices coloniales fueron utilizados en litigios, por lo que muchos de ellos se conservan todavía formando parte de los expedientes o legajos de archivos como el General de la Nación o el de la Reforma Agraria. Con fines didácticos y de estudio se reunió en el antiguo Museo de Antropología e Historia el Fondo de Códices, que parcialmente se exhibe al público en una de las salas. En el actual Museo Nacional de Antropología e Historia este acervo, enriquecido con los documentos pictóricos del Archivo Histórico del INAH, se conserva en la sección de Testimonios Pictográficos de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. Este fondo se formó reuniendo antiguas colecciones y códices provenientes de pueblos indígenas que los produjeron. Una gran cantidad, difícil de calcular, de manuscritos pictóricos, se conservan aún en los pueblos, custodiados celosamente por las autoridades tradicionales.
LOS CÓDICES EN EL EXTRANJERO
Desde la llegada de los españoles se empiezan a dispersar los manuscritos indígenas tradicionales. Los que se salvaron de la destrucción se consideraron como presentes valiosos y se mandan hacia Europa para agradar al emperador y a los nobles protectores de los conquistadores. En la época colonial adquieren un valor lucrativo, ya que se empiezan a ver como objetos de curiosidad. Por interés económico se sustraen de los repositorios regionales y centrales ` y se venden como si fueran propiedad privada.
Los coleccionistas europeos fomentan e incrementan la búsqueda de las "pinturas" y
"libros de caracteres" indígenas para comprarlos. En esta época desaparece el sentido de colectividad para sustituirse por el de provecho económico individual. No se pensaba en patrimonio y menos aun en la idea de nacionalidad. Inclusive, se despreciaban los valores intrínsecos de los códices, por ello fue imposible que se conservaran dentro del territorio nacional.
En los siglos XVIII y XIX creció la demanda de estos objetos de curiosidad y se realizó el éxodo de los documentos indígenas desde los pueblos autóctonos y los archivos virreinales hacia países europeos como España, Italia, Austria, Inglaterra, Francia y Alemania. En el siglo XX, por vías de dispersión y venta de bibliotecas y colecciones en el extranjero, los aficionados y curiosos de Estados Unidos de Norteamérica pudieron adquirir códices y formar ` nuevos fondos que actualmente se encuentran en instituciones académicas y oficiales de Chicago, Austin, Nueva York, etcétera, así como en colecciones privadas.
Actualmente en México, los códices se consideran valiosos elementos del patrimonio nacional y están protegidos legalmente.
¿PARA QUÉ SIRVEN?
En la época prehispánica los códices cumplían con una importante función social, de acuerdo con su temática social. El Calendario religioso o Tonalpohualli, además de señalar las fiestas de los dioses y los ritos, se empleaba para pronosticar el futuro de los recién nacidos, determinar las fechas propicias de ceremonias religiosas como la purificación y el matrimonio; fijar la partida de los comerciantes, el principio favorable para una guerra o de la construcción de obras públicas, entre otras. Las Matrículas de
Tributos consignaban la ` tribulación de los pueblos sujetos, tanto en especie como en servicios. Los planos y mapas eran también catastros y censos que registraban la propiedad colectiva y el usufructo familiar agrícola.
EJEMPLOS DE CODICES AMERICANOS
- Códice Bonensis mexicanus
- Códice Colombino
- Códice Fejérváry-Mayer
- Códice Borgia
- Códice Nuttall
- Códice Selden
- Códice Bodley
- Códice Dresden
- Códice Vindobonensis
- Códice Mendoza
- Códice de Quetzalcóatl (leyenda urbana)
- Codice florentino
- Códice osuna
- Códice Borgia, un manuscrito precolombino con muchas imágenes poli cromáticas.
- Códice Ramírez, por un azteca anónimo, después de la conquista, con caracteres europeos.
- Códice Florentino, una historia de la Nueva España, por Fray Bernardino de Sahagún (1499-1590).
- Códice Borbón, del siglo XVI
- Códice Ríos.
- Códice Cuauhximalpan.
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